Si yo gano, los dos perdemos

¿Obligación o Compromiso?

La pasión es el camino al éxito material.

¿Qué queda del amor cuando le quitamos todas las proyecciones?

¿Qué es lo primero que visualizamos cuando juntamos las palabras “buscar” y “excusa”?

Si la búsqueda es el intento de encontrar algo deseado a través de la atención, el seguimiento, la persecución o cualquier tipo de esfuerzo… la excusa es el motivo o pretexto que se invoca para evitar una obligación, disculpar una falta o justificar una omisión.

Mirar hacia otro lado no evita el tirón que uno siente al moverse cuando las cadenas de los vínculos se tensan.

Si queremos dejar de sentir esa tensión, hay que escoger entre quedarse inmóvil y atado, o atender aquello a lo que le damos la espalda, procrastinamos y obviamos.

Para cerrar una puerta hay que asegurarse que no queda nada de valor al otro lado, no hay deudas que zanjar, no debemos ni nos deben nada.

El olvido requiere atención.

Como dice Goethe: “Hasta que uno se compromete, existe la duda, la posibilidad de retirarse”

Para alcanzar nuestro objetivo hay que comprometerse con él. Esto da fuerza. La mayoría de las veces una parte de nosotros quiere, pero hay otra que no, tal vez por el miedo que producen creencias como: “si me comprometo no soy libre”.

¿Entonces no soy libre de comprometerme?

¿Qué viejas creencias nos limitan? ¿Qué nueva creencia necesita nacer para dar paso a la posibilidad?

Las creencias también viven en ciclos: Nacen, crecen y mueren para que otras tengan lugar. Las viejas ideas deben ser honradas para que las nuevas nazcan libres.

Jamás una idea fue inútil, solo perdió su contexto.

Salir de la cueva para explorar y conquistar algo que está mas allá de las murallas que rodean el confort: la zona de aprendizaje. Si nos mantenemos donde nos sentimos seguros, los límites se estrechan, cada vez se nos queda mas pequeño aquello que llamamos “casa”.

Esta tríada nos invita a buscar este fin de semana la zona de aprendizaje, aquello nuevo por conquistar, esa experiencia que al ser recogida podemos llevar de vuelta a nuestro hogar, nutriendo y ampliando las fronteras de nuestros propios límites, energizándonos.

Es otoño y pronto llegará el invierno, es momento de salir a buscar los últimos frutos antes del recogimiento.

Si hay deseo hay acción.

Aquello que nos llena de vida, nos nutre y nos energiza queda bloqueado por una creencia limitadora (posiblemente de origen materno). Aunque con buenas intenciones, nos impide desechar algo que por un lado nos sostiene y por otro nos retiene.

¿Qué nos mantiene viviendo encogidos, pero conservamos, pues preferimos la escasez a lo desconocido?

Hay sacrificios que nos retan a sostener la culpa de poder avanzar.

El impulso queda bloqueado por la razón